
Cuidado del pie diabético
Si tiene diabetes, cuidar sus pies es fundamental para evitar cualquier daño a largo plazo que pueda derivar de la diabetes (ya sea tipo 1 o tipo 2). Esto se debe a que las personas con diabetes tienen un mayor riesgo de sufrir complicaciones podológicas derivadas de infecciones y lesiones. Si ha padecido diabetes gestacional en el pasado, podría tener un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, por lo que es importante cuidar sus pies con especial cuidado.
El cuidado del pie diabético generalmente implica una revisión diaria para asegurarse de que no haya cambios ni síntomas no notados previamente. Algunas personas con diabetes pierden parte o toda la sensibilidad en los pies, ya sea de forma temporal o permanente. Esto significa que puede ser difícil notar afecciones que suelen ser dolorosas, como callos, durezas o ampollas, o al pisar un objeto afilado, como un alfiler. Por esta razón, una inspección visual puede ser muy útil y puede prevenir complicaciones graves.
La pérdida de sensibilidad en los pies también hace que sea muy importante prestar especial atención al comprobar la talla y el ajuste de un nuevo par de zapatos. Sin la sensación de que los zapatos te aprietan o te aprietan, es posible que no te des cuenta de inmediato de que te quedan pequeños, lo que puede provocar diversas afecciones podológicas.
La diabetes también puede provocar que la circulación en los pies disminuya, lo que aumenta aún más el riesgo de infección, heridas y otras complicaciones graves en los pies.

Síntomas comunes de los problemas del pie diabético
Nunca ignore un nuevo problema en los pies. Cualquier cambio que note en el estado habitual de sus pies podría ser significativo, por lo que debe informarlos a su equipo de atención diabética, quien podrá ayudarle a determinar si debería hacer algo diferente. A continuación, se presenta una lista de síntomas a los que debe prestar atención:
- Disminución de la sensibilidad en uno o ambos pies y dedos (neuropatía)
- Dolor nervioso (ardor o escozor) o alteración de la sensibilidad (sensación de pesadez o de calor o frío excesivos) que se presenta en una o ambas piernas, pies o dedos de los pies (neuropatía)
- Úlceras en los pies (heridas): busque atención de emergencia inmediatamente
- Piel excesivamente seca o piel dura (callos)
- Pie rojo, caliente e hinchado: busque atención de emergencia de inmediato
Si experimenta alguno de estos síntomas, es importante buscar asistencia médica y asesoramiento de su equipo de atención diabética lo antes posible, o ese mismo día si presenta aquellos síntomas en los que se recomienda buscar atención de emergencia.
Si necesita atención de urgencia y su consultorio o clínica habitual está cerrado, contacte con el servicio de urgencias del NHS 111. Explique claramente sus síntomas y asegúrese de que sepan que tiene diabetes, ya que esto afecta el consejo que recibirá.

Buenas rutinas que debes adoptar para el cuidado del pie diabético:
Obtenga acceso a material educativo sobre el pie diabético.
Asista regularmente a exámenes de detección del pie diabético realizados por su podólogo registrado o consultorio de su médico de cabecera.
Programe el cuidado regular de las uñas con un podólogo. Si tiene falta de sensibilidad en uno o ambos pies, esto puede afectar su capacidad para detectar lesiones causadas por uñas demasiado grandes o accidentes con el cortaúñas o las tijeras.
Cuida tu piel: aplica un emoliente de urea todos los días para prevenir la piel seca (la piel seca puede aumentar el riesgo de desarrollar infecciones).
Revise sus pies diariamente para detectar cualquier cambio.
Use calzado con soporte, con la profundidad y el ancho adecuados para su tipo de pie. Su podólogo o profesional de la salud puede aconsejarle sobre qué calzado se adapta mejor a usted y a su estilo de vida.

Cómo realizar un control diario de los pies
Es importante adoptar buenas rutinas desde el principio, como inspeccionarse los pies a diario. Si le cuesta ponerse de pie, puede usar un espejo o pedirle a un amigo o familiar que lo revise. Puede realizar una revisión completa de los pies siguiendo estos sencillos pasos:
1. Piel: Revise el estado de su piel y el aspecto general de su pie. Observe la parte superior e inferior de ambos pies, así como entre los dedos, para detectar cualquier signo de:
- Cortes o roturas en la piel
- Piel dura, como callos o durezas
- Decoloración, como hematomas, ampollas de sangre o "puntos rojos"
- Piel excesivamente seca o agrietada
- Maceración o pie de atleta, prestando especial atención a los espacios entre los dedos.
- Hinchazón, calor o enrojecimiento en cualquier parte del pie: busque atención médica urgente si nota que su pie está rojo, caliente o hinchado.
2. Uñas: Revisa tus uñas, por ejemplo:
- Comprueba que tus uñas no sean demasiado largas ni excesivamente cortas
- Busque signos de uñas encarnadas: esto puede aparecer como inflamación o secreción alrededor de las esquinas externas de la uña, comúnmente en la uña del dedo gordo del pie.
- Traumatismo ungueal, como hematomas, desprendimiento o engrosamiento de la uña.
3. Calzado: Revise visualmente y sienta el interior de su calzado antes de usarlo, por ejemplo:
- Comprueba que no haya residuos ni objetos que no deban estar dentro del zapato.
- Comprueba que no haya costuras gruesas a lo largo del interior del zapato, ya que pueden rozar tus dedos.
- Compruebe que la suela del zapato no esté rajada, rota o excesivamente desgastada.